Bajo un cielo cubierto de ceniza y con el frío acariciando sus rostros, la comunidad de Santiago Xanizintla se congregó en un emotivo acto de devoción y festividad hacia el majestuoso volcán Popocatépetl, cariñosamente apodado "Don Goyo". Este gigante dormido, que ha observado el paso de aproximadamente 730,000 años sobre la tierra, se convirtió una vez más en el centro de una tradición que busca honrar la naturaleza y su poder inquebrantable.

La celebración dio inicio con una procesión singular, liderada por tres mujeres ataviadas en vestidos de rojo y blanco, símbolos de pureza y pasión, quienes, portando copal como ofrenda, fueron seguidas por un hombre a través de la carretera Paso de Cortés. La procesión atravesó caminos desafiantes, marcados por tierra movediza, un recordatorio de la constante presencia del volcán en sus vidas.

El destino de esta marcha era el terreno de Don Antonio, un conocido "tiempero" cuya sabiduría sobre el volcán y sus caprichos es reconocida por todos en la comunidad. Aquí, al pie de un árbol y sobre un mantel verde, se dispuso una ofrenda compuesta por una variedad de frutas, semillas, chicharrines y bebidas alcohólicas, preparada para ser bendecida con copal y carbon, en un acto que busca la prosperidad y el agradecimiento hacia Don Goyo en su "cumpleaños", este 12 de marzo.

La ceremonia se llenó de música y baile, con la participación entusiasta de los presentes, que se entregaron a la celebración con guitarras, maracas y un espíritu de comunidad inquebrantable. Fue un momento de unión, alegría y renovación de votos hacia la naturaleza y su eterno guardián, el Popocatépetl.

Sin embargo, no todo fue motivo de celebración. Don Antonio expresó su malestar hacia las autoridades estatales, quienes, citando la reciente actividad del volcán, le impidieron llevar a cabo la tradición con la magnitud deseada, limitando así una práctica que se ha transmitido de generación en generación.

Esta festividad no solo refleja la rica cultura de Santiago Xanizintla y su relación con el entorno natural, sino que también destaca la tensión entre las tradiciones ancestrales y las precauciones modernas ante los fenómenos naturales. A pesar de los desafíos, la comunidad de Santiago Xanizintla sigue firme en su compromiso de honrar a Don Goyo, demostrando que la fe y la tradición pueden ser fuerzas poderosas incluso ante la imponente presencia de uno de los volcanes más activos de México.