Municipios

La Antorcha Guadalupana llega a Atlixco: Un símbolo de fe y unidad migrante

La Antorcha Guadalupana llega a Atlixco: Un símbolo de fe y unidad migrante

El próximo 21 de septiembre, como cada año, la carrera Antorcha Guadalupana hará su arribo al municipio de Atlixco, trayendo consigo un mensaje de unidad y esperanza para los mexicanos. Este evento, que se ha convertido en una tradición, busca concientizar sobre el fenómeno migratorio y hermanar a la comunidad a través de la fe.

La Antorcha Guadalupana, una peregrinación que recorrerá nueve estados del país, tiene como destino final la Catedral de San Patricio en Nueva York, Estados Unidos. El 12 de diciembre, día en que culminará la carrera, coincide con la celebración de la Virgen de Guadalupe, un símbolo muy arraigado entre los migrantes que buscan un mejor futuro en tierras extranjeras.

En entrevista, el padre Pablo Rosas explicó la finalidad de esta peregrinación: “La carrera tiene como objetivo no solo unir a los mexicanos, sino también brindar esperanza a los migrantes y sus familias, quienes a diario enfrentan diversas preocupaciones y situaciones difíciles, tanto en lo personal como en lo profesional y religioso”.

El próximo sábado, los habitantes de Atlixco se preparan para recibir con alegría y devoción a los corredores, que portan la antorcha como símbolo del fuego que no solo ilumina el camino de los migrantes, sino también sus corazones. La llegada de la antorcha se celebra con música, oraciones y la participación activa de la comunidad, que ve en este evento una oportunidad para renovar su fe.

Al finalizar la entrevista, el padre Pablo Rosas ofreció un emotivo mensaje para quienes enfrentan la incertidumbre de la migración: “El fuego de la antorcha simboliza la luz de la fe, la esperanza y el calor del amor de la madre celestial”. Una luz que, según él, guía a los migrantes en su travesía, dándoles fuerza para superar los desafíos y mantener viva la esperanza de un futuro mejor.

Así, la Antorcha Guadalupana se convierte no solo en un acto simbólico, sino en un recordatorio del poder de la fe y la solidaridad entre los pueblos, especialmente en tiempos de adversidad.