La noche del miércoles 23 de abril, el presidente municipal de Tepeojuma, Gustavo Sánchez Martiñón, sufrió un presunto atentado tras recibir una patrulla unos impactos de bala, supuestamente las balan iban dirigidas a su camioneta, pero al lograr esquivarlas le pegaron a una patrulla. Nadie resultó herido.
El atentado ocurrió en un tramo carretero que comunica a Santa María Zoyatla con la cabecera municipal, minutos después de que el alcalde participara en la feria patronal de la comunidad, en la que había donado juegos mecánicos gratuitos para el disfrute del pueblo. Acompañado por una comitiva integrada por vecinos y personal de confianza, Sánchez Martiñón viajaba en una camioneta blanca cuando hombres armados abrieron fuego contra el convoy.
Una patrulla que lo resguardaba fue alcanzada por las balas, aunque, de manera extraoficial, se informa que ningún elemento resultó herido. La unidad oficial absorbió parte del ataque mientras el vehículo del presidente logró escapar del sitio. Hasta el momento, ni el munícipe ni el ayuntamiento han emitido una declaración oficial a través de sus canales institucionales.
Cabe destacar que el alcalde había realizado transmisiones en vivo desde su cuenta de Facebook momentos antes del atentado, documentando su presencia en los festejos.
Entre la población circula la versión de que el atentado pudo haber sido directo a los elementos y no al alcalde, pues se habla de que hay algunos policías vinculados con actividades delictivas, relataron fuentes cercanas a este medio.
Este ataque se produce en un contexto de creciente violencia en el municipio de Tepeojuma. En semanas recientes, dos hombres fueron asesinados con arma de fuego: uno a escasos metros del palacio municipal y otro en un tramo del libramiento carretero. Aunque el municipio cuenta con presencia del Ejército Mexicano y elementos de la Policía Estatal, el ambiente de inseguridad persiste en distintas zonas, pese a que algunos habitantes afirman sentirse en calma.
El atentado contra el edil resalta los riesgos que enfrentan las autoridades locales, incluso en actos comunitarios de carácter festivo, y deja en evidencia los desafíos que aún persisten en materia de seguridad en la región.