Por: Yessica Ayala/ El debate sobre la elección popular de jueces, impulsada por Morena como parte de una reforma al Poder Judicial, ha tocado una fibra sensible: la aparente democratización de la justicia frente al riesgo de su captura por intereses oscuros. Lo que se presenta como una medida para acercar el Poder Judicial al pueblo, podría convertirse —si no se vigila— en la puerta trasera para infiltraciones del crimen organizado.

Las alertas ya están encendidas. Candidaturas como la de Silvia Delgado, exabogada de Joaquín “El Chapo” Guzmán, o Fernando Escamilla, defensor de un cabecilla de Los Zetas, no son anécdotas: son advertencias. ¿Es esta la clase de perfiles que queremos en la cúspide del sistema judicial?

La Asociación Nacional de Magistrados de Circuito y Jueces de Distrito (JUFED) ha manifestado su preocupación por la pérdida de independencia judicial. Y con razón. La justicia no debe someterse a aplausómetros ni a estructuras partidistas: debe obedecer únicamente a la Constitución y al Estado de Derecho.

La presidenta Claudia Sheinbaum ha hecho lo correcto al solicitar que se investigue y, si es necesario, se retiren candidaturas que no cumplan con los requisitos. Pero eso no basta. La verdadera defensa del Poder Judicial comienza en la ciudadanía.

¿Quién está revisando los perfiles de los aspirantes? ¿Conocemos su trayectoria, su experiencia, sus vínculos? En tiempos de propaganda y ruido, informarse es un acto de resistencia.

Por ello, invito a cada lectora y lector a no votar a ciegas. El Instituto Nacional Electoral (INE) ha habilitado una plataforma donde pueden consultarse los perfiles oficiales de las y los candidatos. Aquí el enlace directo:
🔗 https://candidaturas.ine.mx

Votar no es sólo un derecho: es una responsabilidad que comienza con la información. El Poder Judicial no necesita popularidad, necesita legitimidad. Y eso no se gana con votos, se construye con perfiles probos.