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Fiesta de los Perros de Agua en Ahuehuetzingo y Atencingo: Un Evento Cultural y Religioso

Fiesta de los Perros de Agua en Ahuehuetzingo y Atencingo: Un Evento Cultural y Religioso

Este domingo 23 de junio, las comunidades de Ahuehuetzingo y Atencingo, en Chietla, celebraron la ancestral Fiesta de los Perros de Agua. Este evento, profundamente arraigado en la cultura local, marca el inicio de la temporada de lluvias y la limpieza de las acequias, con asistentes vestidos con faldas de hojas de plátano seco y sombreros de ramas de sauce, reunidos para ser parte de esta celebración cultural.

Según la tradición oral, la historia de los perros de agua se remonta a los tiempos de William Jenkins, dueño de la Hacienda de Atencingo. Jenkins presionaba a los pueblos circunvecinos para que cultivaran exclusivamente caña de azúcar, restringiendo el acceso al agua con fines comerciales. Los habitantes de Ahuehuetzingo, en una lucha incansable por obtener el vital recurso, vieron en los perros de agua un símbolo de resistencia y finalmente lograron acceder al agua para su comunidad.

La festividad comenzó alrededor de las 10 de la mañana, cuando los perros de agua partieron de Ahuehuetzingo hacia Atencingo. En el río Nexapa, cerca del "puente pelón", iniciaron un ritual sagrado. Danzaron en círculos, arrojando agua bendita, flores, aguardiente y tabaco como ofrendas a los dioses. Bajo la guía del "perro mayor", ofrecieron oraciones a Dios y la Virgen María. Luego, recorrieron las calles de Atencingo, mojando a los vecinos con agua previamente colocada en recipientes. Al finalizar la festividad, se sumergieron en "el canal mayor" y siguieron la acequia hasta llegar a Ahuehuetzingo.

Alfonso Gil Campos, coordinador de los cronistas del Valle de Izúcar de Matamoros, ha destacado la importancia de la historia de los perros de agua en la narrativa de Atencingo. Su lucha por el agua y su papel en la cultura local perduran como un recordatorio de resistencia y comunidad. Esta tradición, heredada de generación en generación, sigue siendo un símbolo de unidad y perseverancia en la búsqueda de recursos vitales para la comunidad.