
Cinco entierros humanos y un conjunto de piezas cerámicas halladas bajo el Zócalo de Izúcar de Matamoros podrían cambiar la narrativa sobre el pasado prehispánico de esta región poblana. El descubrimiento, fechado entre los años 900 y 1200 d.C., es el primero en su tipo dentro del núcleo urbano actual y corresponde al periodo Posclásico Temprano, una etapa de la que no existían evidencias arqueológicas documentadas en la zona.
El hallazgo fue realizado el 2 de abril como parte del salvamento arqueológico que acompaña las obras de rehabilitación del parque central, a cargo del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y el Ayuntamiento local. El equipo de investigación, liderado por Martha Adriana Sáenz Serdio y Carlos Cedillo Ortega, trabaja con la hipótesis de que los restos pertenecen a un conjunto habitacional prehispánico.
En tres pozos de sondeo excavados bajo el quiosco se localizaron cinco osamentas —dos íntegras y tres deterioradas— dispuestas en posición fetal, acompañadas de diez vasijas como ofrendas. Los cajetes presentan decoraciones en grecas y formas inspiradas en calabazas, con colores rojo, negro y anaranjado, así como soportes que podrían representar aves o serpientes, rasgos asociados a la iconografía tolteca.
Uno de los elementos clave del hallazgo es la presencia de un fogón con cenizas y carbón, a escasos dos metros de uno de los entierros. Esto sugiere que se trataba de un entorno doméstico activo y no de una zona ceremonial aislada. A esto se suma el descubrimiento de un horno semicircular cerca del monumento a Mariano Matamoros, lo que apunta a una posible extensión del asentamiento hacia el norte de la actual plaza de armas.
Según los especialistas, este tipo de entierros y objetos podrían estar relacionados con grupos toltecas o chichimecas que migraron antes del dominio mexica, establecido en la región alrededor del año 1400. El análisis de los restos, que actualmente se lleva a cabo en un laboratorio provisional instalado en el propio Ayuntamiento, permitirá definir con mayor claridad el origen y las prácticas culturales de estas antiguas poblaciones.
Más allá del valor arqueológico, este hallazgo marca un precedente en la colaboración entre el INAH y las autoridades locales, y abre la puerta a una revaloración del papel histórico de Izúcar en el mapa precolombino del sur de Puebla.