
Desde 1917, en México las y los maestros del país son conmemorados y reconocidos por su ardua labor, misma que atraviesa múltiples retos: desde los propios signos de la realidad como la violencia, la inseguridad, la efervescencia política y social y sus múltiples crisis, hasta el propio rezago educativo o los altos índices de deserción. Estos y más retos son parte del día a día de estos agentes de cambio que actúan con los recursos que tienen disponibles.
El Mtro. Mario Patrón Sánchez, Rector de la IBERO Puebla, reconoce esta “labor invaluable de nuestras y nuestros docentes, quienes hacen posible concretar día con día un proyecto educativo inconformista con las circunstancias actuales de la realidad, que invita a las juventudes a transformar las condiciones de su entorno para construir esperanza”.
La construcción de presentes dignos resalta en un contexto como el mexicano, donde la mayoría de los 2,19,632 de personas docentes son mujeres (entre el 65-70%), rondan entre los 35 y 44 años, y el promedio de estudiantes que atienden en las aulas rebasa los parámetros recomendados por la OCDE.
Además, la educación mexicana también padece de profundas desigualdades, obstáculos y retos que las y los docentes deben sortear día con día. Desde la pandemia, las escuelas han tenido que reformular sus estrategias de atención y desenvolvimiento para que las tasas de abandono no sigan subiendo, sobre todo en la educación media superior y superior, donde rebasan el 10%.
El panorama se observa complejo; sin embargo, el Mtro. Patrón Sánchez recuerda a todas y todos los educadores que “su bagaje intelectual, su virtud pedagógica y su ejemplo de compromiso y pasión en sus respectivos campos han inspirado e iluminado a miles de jóvenes ávidos no solo de conocimientos, sino de autenticidad”.
La labor pedagógica “se trata de una opción fundamental de vida, de una vocación de servicio de las y los demás a través de la construcción del conocimiento, el acompañamiento para la apropiación y el perfeccionamiento de habilidades, la promoción del pensamiento crítico, el impulso de la creatividad y la innovación, así como la formación de capacidad de agencia para incidir en la realidad”.
En este día, y hoy más que nunca ante el contexto de incertidumbre y cambios estructurales, el titular de la Rectoría hace votos para que todas aquellas personas que forman parte del magisterio mexicano “ratifiquen su vocación como constructores de esperanza”.