Con más de dos siglos de antigüedad, la Fiesta de la Santa Cruz en Huaquechula se ha consolidado como una de las celebraciones religiosas y culturales más importantes de la región. Cada 3 de mayo, la comunidad conmemora la aparición de una cruz considerada milagrosa, hallada en 1807 por el campesino Bernardino de Salamanca en las aguas del río Huitzilac.

De acuerdo con la tradición local, la cruz, tallada en piedra basáltica, contiene una reliquia vinculada a la cruz original de Cristo. Desde entonces, se le rinde culto en un altar especial, del que no puede ser retirada sin realizar antes un ritual acompañado del repique de campanas.

La festividad inicia desde la madrugada con las tradicionales “mañanitas”, seguidas de una misa solemne y una procesión multitudinaria encabezada por las 34 mayordomías del municipio, quienes portan cruces adornadas y organizan convivios con alimentos tradicionales como mole, tamales y chocolate.

A lo largo del día, se realizan danzas rituales como el Baile de los Topiles, quema de toritos, música de banda y actos simbólicos que refuerzan los lazos comunitarios y la transmisión intergeneracional de valores y costumbres. Desde 1997, esta celebración está reconocida como Patrimonio Cultural del Estado de Puebla.

Más allá de su dimensión religiosa, la Fiesta de la Santa Cruz es un poderoso recordatorio del sincretismo que caracteriza a Huaquechula, un municipio que ha sabido preservar sus raíces y abrir sus puertas a cientos de visitantes que cada año acuden a vivir esta expresión viva de identidad poblana.