El dengue, también conocido como fiebre quebrantahuesos, es una infección vírica transmitida por mosquitos que afecta principalmente a las regiones con climas tropicales y subtropicales. Aunque muchas personas infectadas no presentan síntomas, aquellos que los desarrollan pueden experimentar:

- Fiebre elevada (40°C/104°F)
- Cefalea intensa
- Dolor detrás de los ojos
- Dolores musculares y articulares
- Náuseas
- Vómitos
- Agrandamiento de ganglios linfáticos
- Erupciones cutáneas

En la mayoría de los casos, los síntomas desaparecen en una o dos semanas. Sin embargo, en raras ocasiones, la enfermedad puede agravarse y llegar a ser mortal. Las personas que se infectan por segunda vez tienen un mayor riesgo de desarrollar dengue grave, que puede presentar síntomas más severos como:

- Dolor abdominal intenso
- Vómitos persistentes
- Respiración acelerada
- Hemorragias en las encías o la nariz
- Cansancio extremo
- Agitación
- Vómitos o heces con sangre
- Sed intensa
- Piel pálida y fría
- Debilidad general

No existe un tratamiento específico para el dengue, pero se enfoca en aliviar los síntomas, especialmente el dolor. El paracetamol se prescribe comúnmente para el manejo del dolor, pero se deben evitar los antiinflamatorios no esteroides (AINE) debido al riesgo de hemorragia. En casos graves, la hospitalización es necesaria.

Es crucial que las autoridades de salud y las comunidades trabajen juntas para controlar la propagación del dengue mediante la reducción de criaderos de mosquitos y la promoción de medidas preventivas como el uso de repelentes y mosquiteros.